La falta de vivienda en el mundo rural es un problema mucho más grave y de más difícil solución de lo que pudiera parecer.
Puede pensarse que hay muchas propiedades en venta a un precio muy económico en el mundo rural, en los pueblos de la España Vaciada, pero en realidad un análisis tan simplista no es correcto. Al ser un problema que no está bien diagnosticado, no se le pone en general la solución adecuada. Y eso a pesar de que cuando se comenta este problema con quien vive en el medio rural o con quien está relacionado con él, se aprecia como en general, todos son conocedores de esta circunstancia. Por tanto, este artículo no va a decir nada nuevo ni a presentar una realidad desconocida. Es más bien una simple descripción del problema.
La vivienda existente en la España Vaciada es vivienda en general en mal estado, antigua y mal mantenida. Puede que sea barata si se compara el precio del metro cuadrado con el de las grandes capitales. Pero si se le suma el coste de rehabilitación, en muchos casos imposible, el precio final no tiene nada de barato. La oferta de vivienda en venta o alquiler en buen estado es escasa, y en muchos casos inexistente.
Quien vende una propiedad, en general, es porque no la quiere, porque necesita el dinero, o porque va a comprar algo mejor. En el caso de la España Vaciada, la vivienda que está disponible en venta es vivienda muy antigua, con defectos de construcción, con materiales poco apropiados en muchos casos, y que necesita una gran inversión. Si a eso se le unen los problemas relacionados con herencias y con no tener las propiedades al día desde el punto de vista registral y legal, COMPRAR se convierte es algo complicado, porque al comprador no se salen las cuentas ni lo ve como proyecto de vida.
Pero es que VENDER las casas en ese estado también es un gran problema, por lo que los precios caen y caen, y no merece la pena invertir en su rehabilitación, ya que el precio que se obtendrá en la venta no compensará la inversión necesaria para ‘adecentarla’. Así que muchos pueblos se están convirtiendo en una sucesión de solares urbanos, casas en ruinas y casas en mal estado. Las casas en buen estado son en su mayoría segundas residencias, cerradas una buena parte del año, y en menor medida, residentes permanentes que han decidido instalarse e invertir en su propiedad o personas de avanzada edad que ya no van a pensar en rehabilitar su vivienda, solo en ‘parchearla’ en la medida de lo posible.
Y lo que se necesita para repoblar son viviendas en buen estado, atractivas, que tengan el atractivo de lo rural (madera, piedra, patio, espacio) pero que sean lugares habitables y agradables como para convertirse en una alternativa vital. Y preferentemente, y esto es importante, que sean en alquiler y no en propiedad. Pero la referencia en precio la marca la vivienda en mal estado, barata, por lo que ningún promotor se atreve a construir sabiendo que un posible cliente espera encontrar una vivienda muy barata, como los precios que ve en la zona. Un precio medio puede rondar los 300-600 euros por metro cuadrado, mientras que el coste de construcción supera los 800, más terreno, planos y permisos.
¿Cómo solucionar la carencia de vivienda? Difícil cuestión. Pero sin vivienda está claro que la repoblación no es posible, haya o no internet de alta velocidad, haya o no una autovía cerca y haya o no escuelas o centros de salud muy cercanos. Así que para los que están o estamos implicados en la lucha contra la despoblación, nos queda por resolver el jeroglífico de la vivienda en primer lugar. Y sin este problema sin resolver, el resto es inútil