Hablar de las bodegas de Lastras, es hablar de Lastras.
Quizás sea uno de sus signos de identidad más emblemáticos y representativos. Toda la comarca conoce a Lastras por sus bodegas, y quien más quien menos habrá estado en ellas. En la bodega, el lastreño hace el vino, y lo considera su bien más preciado, y por este motivo es generoso a la hora de mostrar, y ofrecer su trabajo a todos, ya sean vecinos o forasteros.
Pero, ¿que es, que significa la palabra bodega? Etimológicamente hablando, el término bodega, viene del latín apothēca» y este a su vez del griego «αποθηκη» ( apothēkē) que significa depósito o almacén. Y según la RAE, en su primera acepción, nos descubre el término Bodega como “lugar donde se guarda y cría el vino”
Los datos más antiguos que tenemos sobre el cultivo de la uva y cuidado y elaboración del vino y su fermentación en bodegas, datan del 5400 a.C. en los restos arqueológicos hallados en el monte Zagros, en la actual Irán e Irak. En Lastras no lleva tanto tiempo pero la historia del pueblo va unida a la historia de sus bodegas.
Están ubicadas en una pequeña ladera que recorre el pueblo de Noreste a Sureste, siguiendo una veta de piedra, que aprovecharon los lastreños para posar bajo ella, las cubas y cubetes donde guardar el vino.
Esta veta da frescor y mantiene la bodega en unas condiciones óptimas para el proceso final del vino.
Alrededor de las bodegas se ha desarrollado una cultura del vino muy arraigada en Lastras. Es obligada su visita antes de comer, y mantener un rato de tertulia y camaradería con los vecinos, recorriendo las bodegas entre charlas y anécdotas. Y no digamos las visitas a la hora del almuerzo, o para merendar…
Son verdaderas romerías. Cuantos tratos y negocios se han cerrado en las bodegas, al amparo de las cubas acompañando el vino con unas chuletas o un buen asado. Pastores, resineros, vaqueros, segadores, obreros, esquiladores… todos han pasado por estos menesteres.
Las bodegas también han tenido mucho que ver en la Tradición Oral. Gran parte de las expresiones culturales, creencias, conocimientos y costumbres locales, han ido pasando de boca en boca y de padres a hijos en este entorno. Cuentos, cantos, leyendas, romances, brindis y demás, han pasado a las nuevas generaciones, en la bodega, al “calor” de las cubas.
Curiosamente, en Lastras, el número de bodegas aumenta cada poco tiempo, debido a “parcelación urbanística”. Las divisiones de las herencias provoca las divisiones en las bodegas. De la bodega original, hoy nos podemos encontrar 4 “pequeñas” bodegas, pero con la misma fuerza y poderío que la matriz.
Y no podemos olvidar «la Función», y el papel protagonista que tiene las bodegas, ya que son muchas las peñas que se hacen en ellas.
Sirva esta pequeña reseña como homenaje a nuestras bodegas, y a los que cuidan y miman sus frutos, el vino.
Gracias a ello, hoy es el tiempo en el que la gente piensa y dice que hay un pueblo, situado en la entraña de la estepa castellana, como bien decía el poeta León Felipe, llamado Lastras, que tiene algo que se llama sensibilidad e imaginación.
Brindemos con un modorro de buen vino…
El otro día me fui al campo,
Me encontré una culebra,
La tiré un canto
Y vino a mi, vino a mi….
Autor: Mikel Herrero
Artículo original extraido del libro: «Lastras de Cuéllar, Historia de un pueblo y sus gentes»
Otros artículos: «Lastras de Cuéllar, las bodegas y la elaboración del vino»
Fotografias: Galeria Multimedia de Lastras de Cuéllar